Introducción al proyecto Anti-ídolo. La cultura del enfrentamiento
 La cultura del enfrentamiento. En pos de una 
nueva educación(1).
La cultura del enfrentamiento. En pos de una 
nueva educación(1).
			
			
			
			Una brújula que nos indica el camino
			
			Esta cultura, aparte de servir como una brújula que nos orienta para 
			dirigirnos por la ruta más óptima según la elección 
			
			de un determinado objetivo, representa un mapa que nos cartografía 
			la ruta indicando las
			probables confluencias con parajes peligrosos 
			e igualmente nos 
			advierte de los terrenos escabrosos en perspectiva. Es decir, nos proporciona una 
			visión de futuro inestimable.
			
			Sobresale como un método 
			valioso para anticiparse a los fracasos, para salvar 
			escollos gigantescos; un recurso útil para lidiar con grandes problemas, 
			para aprovechar el potencial de nuestro
			dúctil y plástico cerebro, 
			una herramienta que nos permite superar las dificultades, un 
			estímulo adicional que conlleva beneficios constantes, etc. 
			
			Al revisar cada día nuestros objetivos, nuestro rumbo puede ir 
			variando ligeramente amoldándose a las nuevas circunstancias. ¿Se 
			imagina viajar a un punto determinado carente de un mapa de 
			carreteras y con sólo unas nociones de dónde se halla su punto de 
			encuentro? La cultura del enfrentamiento nos proporciona el GPS para 
			llegar a cualquier lugar programado de antemano. Obviamente como nuestro conocimiento del terreno va 
			ampliándose según vamos viajando podemos alterar o establecer 
			modificaciones a la trayectoria. Incluso desandar parte del camino para 
			establecer un nuevo itinerario más acorde a nuestras renovadas 
			preferencias.
			
			
			
			El hecho de acumular conocimientos acerca de la vida y del mundo en que 
			vivimos es sinónimo a adquirir un mapa existencial a partir del cual podremos 
			determinar nuestros objetivos con mayor precisión. El ignorante que 
			presupone que esa sabiduría se le vendrá dada de forma automática 
			fracasará con casi seguridad en hallar un destino acorde a su 
			potencial.
			
			
			
			
			Cómo tratar los fracasos
			
			
			
			 Una persona que nunca ha cometido un error es porque nunca ha 
			intentado algo nuevo.
Una persona que nunca ha cometido un error es porque nunca ha 
			intentado algo nuevo.
						
			 
			
			
			
			
			
			
			
			 El 
			fracaso es, en cierto sentido, el camino al éxito, desde el momento 
			en que cada descubrimiento de lo que es falso nos lleva a buscar con 
			ansia aquello que es cierto, y toda nueva experiencia señala algún 
			tipo de error que tendremos que evitar más adelante.
El 
			fracaso es, en cierto sentido, el camino al éxito, desde el momento 
			en que cada descubrimiento de lo que es falso nos lleva a buscar con 
			ansia aquello que es cierto, y toda nueva experiencia señala algún 
			tipo de error que tendremos que evitar más adelante.
			
			John Keats
		
			 Uno 
			no sabe lo que puede conseguir... hasta que lo intenta, hasta que se 
			pone a prueba.
Uno 
			no sabe lo que puede conseguir... hasta que lo intenta, hasta que se 
			pone a prueba.
			 
			
		
			 El 
			éxito en la vida no llega con tener una buena mano sino con saber 
			jugar una mala.
El 
			éxito en la vida no llega con tener una buena mano sino con saber 
			jugar una mala.
			 
			
			Warner G. Lester
			
			 Cada 
			vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de 
			hacer una pausa y reflexionar.
			
			Cada 
			vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de 
			hacer una pausa y reflexionar.
	
			 
			
			
			Mark Twain
			
			
			 El fracaso y la derrota son los lenguajes que utiliza la naturaleza 
			para comunicarse con los seres humanos y fortalecer su espíritu de 
			humildad para que adquieran inteligencia y sabiduría.
			
			
			El fracaso y la derrota son los lenguajes que utiliza la naturaleza 
			para comunicarse con los seres humanos y fortalecer su espíritu de 
			humildad para que adquieran inteligencia y sabiduría.
	
			 
			
			Napoleón Hill
			
		
			 La 
			personalidad de un ser humano no es más que un compendio de pequeños 
			o grandes éxitos e infortunios. El que no acierta a entender que 
			la vida es como la recreación de juego de tablero, en el que hay que 
			esforzarse por aprender la mejor estrategia y emprender acciones de 
			manera repetida, quedará retratado como vulgar peón. 
			Una vulgar pieza cuyos movimientos no serán iniciados a partir de un 
			ejercicio mesurado de libertad si no que se verá impelido hacia 
			adelante únicamente por las inclemencias del azar o por las órdenes 
			de un superior.
La 
			personalidad de un ser humano no es más que un compendio de pequeños 
			o grandes éxitos e infortunios. El que no acierta a entender que 
			la vida es como la recreación de juego de tablero, en el que hay que 
			esforzarse por aprender la mejor estrategia y emprender acciones de 
			manera repetida, quedará retratado como vulgar peón. 
			Una vulgar pieza cuyos movimientos no serán iniciados a partir de un 
			ejercicio mesurado de libertad si no que se verá impelido hacia 
			adelante únicamente por las inclemencias del azar o por las órdenes 
			de un superior.
			 
			
			
			
			
			En cuanto a los fracasos, estos deben entenderse los riesgos 
			lógicos para aventurarse en el camino a la obtención de botines sustanciosos. Un fracaso 
			constituye una oportunidad 
			para aprender sobre uno mismo, cada desengaño sufrido nos revelará las causas de 
			nuestros errores y nos invitará a revisar nuestra estrategia futura de 
			toma de decisiones. Debemos asumir la responsabilidad de la derrota y 
			levantarnos con más fuerza. En resumen, no hay gran victoria que no se haya sembrado 
			previamente con el agrio sabor de la decepción. Si quiere disfrutar 
			de bellos arco iris debe antes aprender a soportar meteorologías 
			tormentosas.
			
			Ambos, éxito y fracaso se 
			encuentran 
			íntimamente entrelazados (1). Aprender a caminar también 
			implica aceptar las caídas como lógicas y normales, superar las 
			magulladuras, resurgir y abrazar nuevos propósitos con más ahínco. Con los años acabaremos 
			riéndonos de todos nuestros desengaños anteriores y exultantes afirmaremos: “Mucho de lo que soy 
			yo ha sido gracias al provecho resultante de mis equivocaciones, tanto aprendí de ellas 
			que puedo afirmar que parte de mi éxito se debe a haberlas superado”.
			
			Es propio de un triunfador mostrarse más reactivo ante sus propios fracasos que ante los triunfos de 
			los demás. Es, con mucho, preferible sufrir de un descalabro 
			rubricado con nuestra firma que inflamarse de gozo por un éxito ajeno, 
			porque la verdad que nos transmite, aun dolorosa, nos impulsa a 
			comprender sus orígenes y significado, a plantear nuevas 
			contingencias más evolucionadas sobre la base de lo aprendido. 
			
			Lea y relea  varias veces estos sabios aforismos
			
			
			 Es preferible fracasar intentando erigirse como protagonista que 
			compartir un gran triunfo como miembro de la masa exaltada.
						
			
			
			Es preferible fracasar intentando erigirse como protagonista que 
			compartir un gran triunfo como miembro de la masa exaltada.
			
			  
			
			
			
			
			 Más 
			vale ser el dios de tu propio fracaso que el felpudo del éxito de 
			los demás.
Más 
			vale ser el dios de tu propio fracaso que el felpudo del éxito de 
			los demás. 
			
	
			 
			
			
			
			
			
			
			 Un 
			fracasado se encuentra en un peldaño superior en comparación 
			con el tipo que no 
			intenta nada.
			Un 
			fracasado se encuentra en un peldaño superior en comparación 
			con el tipo que no 
			intenta nada.
	
			 
			
			
			
			
			
			 Es más 
			fácil pasar del fracaso al éxito que de las excusas al éxito.
			Es más 
			fácil pasar del fracaso al éxito que de las excusas al éxito.
	
			 
			
			
			
			
			
			 Es mucho 
			mejor atreverse a cosas muy difíciles, conquistar triunfos 
			grandiosos, incluso amenazado por el fracaso, que alienarse con los 
			espíritus mediocres, que no disfrutan mucho ni sufren mucho, pues 
			viven en una penumbra donde no conocen ni victorias ni derrotas.
			Es mucho 
			mejor atreverse a cosas muy difíciles, conquistar triunfos 
			grandiosos, incluso amenazado por el fracaso, que alienarse con los 
			espíritus mediocres, que no disfrutan mucho ni sufren mucho, pues 
			viven en una penumbra donde no conocen ni victorias ni derrotas.
	
			 
			
			Teodore Roosevelt
 
(1)Caso significativo es el de Abraham Lincoln: Abraham experimentó un fracaso tras otro. Después de un ataque de nervios en 1833 intentó ser elegido a la Cámara de Representantes y perdió varias veces. En 1848 perdió su segunda nominación al Congreso y no fue aceptado como oficial en 1849. Estos fracasos no lo detuvieron en su lucha. En 1854 perdió en el Senado. Dos años después perdió la nominación para la Vice-Presidencia y fue de nuevo derrotado en el Senado en 1858. No se dio por vencido y en el año 1860 fue electo presidente de los Estados Unidos y pasó a la historia como uno de los más grandes presidentes que haya dado la historia de ese país. Su mayor éxito más que llegar a la presidencia, fue nunca dejarse vencer y confiar en sí mismo a pesar de las dificultades.
			
			Aquel individuo pasivo, temeroso de emprender acción alguna jamás 
			extraerá ni experiencia o conclusión satisfactoria sobre nada 
			en absoluto. Los fracasos sí suponen un auténtico desafío: el de reflexión por 
			analizar lo ocurrido, el de reposición para sanar las heridas, el de 
			regeneración por imponerse al desengaño. 
			
			Participe en mil batallas, gane o pierda, obtendrá mil nuevas 
			pistas que deberá tomar en consideración, mil pistas acerca de 
			quién es usted en 
			realidad, de qué pasta está hecho. No participe en ninguna y jamás podrá reconocerse en la 
			novedad o en la adversidad. Vivir es andar, correr, caer, amar, 
			sufrir, dañarse y 
			restaurar las magulladuras. Mark Twain siglos atrás afirmaba de forma 
			sensata: "experimenta, 
			experimenta...". 
			
			Sufre, vive, ama, disfruta, corre, cáete, levántate. Vive y muere 
			como un auténtico hombre, como una mujer con mayúsculas, no como un 
			pusilánime.
			
			
			
			 Te 
			equivocas si esperas 
			algo de la vida, es ella quien espera todo de ti.
Te 
			equivocas si esperas 
			algo de la vida, es ella quien espera todo de ti.
			
	
			 
			
			
			
			
			 Si hablamos de carácter, no hay caminos llanos, rectos y bien 
			señalizados que conduzcan a parajes dignos de ser visitados.
 
			
			
			Si hablamos de carácter, no hay caminos llanos, rectos y bien 
			señalizados que conduzcan a parajes dignos de ser visitados.
			
	
			
			
			
			
			
			Reflexiones diarias
			Una tarea aconsejable dentro de esta ciencia de la educación 
			consiste en destinar un lapso de tiempo para recogerse en soledad y 
			reflexionar sobre los acontecimientos acaecidos durante el día. Cerrar el día con una 
			valoración del trabajo realizado es una buena manera de concluir la jornada.
			Pero aún a pesar de tener muy claro sobre quiénes somos y adónde vamos 
			se antoja imprescindible seguir revisando periódicamente nuestros 
			proyectos vitales. ¡Nunca se conforme, nunca deje de progresar!
			
			Ejemplo: por mucho que afirme con absoluta rotundidad que es usted 
			una persona feliz, ¿qué le hace pensar que el rumbo que lleva su 
			vida le conducirá a un incremento de su felicidad o a un 
			estancamiento o camino sin salida? Más todavía, ¿quién le asegura 
			que su estado actual al que usted denomina de "felicidad" no es más 
			que minúsculo fragmento de un
			gran rompecabezas que
			simboliza una Felicidad Mayor? ¡Quién sabe si usted no está 
			pecando de conformista!
			
			Nadie puede predecir con certeza absoluta qué le deparará el futuro, pero 
			eso no implica que haga acopio de las herramientas necesarias 
			para  
			controlar muchas de las circunstancias que acontecen en su vida, y 
			por tanto, hasta cierto punto, conformar el destino a su gusto... y 
			aspirar a una Gran Felicidad. Mucha gente se siente convencida de 
			que la dirección que toma su vida es la correcta, sin embargo, en 
			múltiples ocasiones, la plasmación de sus supuestos maravillosos 
			sueños acaba por acarrearle más problemas 
			y responsabilidades, más necesidades que colmar, una reducción 
			del tiempo libre, quizás una ocupación mejor retribuida pero más 
			estresante y, en general, una disminución de la satisfacción vital. 
			Un consejo le doy: observe a aquellos que han perseguido y alcanzado 
			los mismos sueños que usted y averigüe cómo les ha ido.
			
	
			
			Sobre el tedio de la vida y las personas que se aburren.
 
A veces me pregunto cómo es posible advertir el tedio y la irritación en los rostros de tanta gente, tanto adulta como joven, con la multitud de cosas interesantes y entretenidas que propone la sociedad, muchas de las cuales no cuestan nada o son asequibles a la mayoría de bolsillos.
Según mi propia experiencia, la razón por la cual prácticamente no me aburro nunca y encuentro la vida una experiencia fascinante es simple: yo programé mis rutinas diarias para alcanzar tal nivel de satisfacción. Más que dinero, fama o gloria, porfíe denodadamente por arañar un poco más de ese material preciado que llaman felicidad (o dicha interior) cada día que transcurría. Ese fue siempre mi objetivo: ser un poco más feliz.
De algún modo llegué la conclusión de que si quería advertir belleza, incluso donde asomaban sombras y desesperación, mi misión debería centrarse en extraer atisbos de luz de la más profunda oscuridad y allí donde la luz brillaba con fuerte intensidad empaparme de su positivo fulgor como este si fuera una bendición procedente de algún ignoto dios.
Ese don no me fue dado de manera innata. Ni mucho menos. Y así planifiqué mi vida destinado parte de mi tiempo libre a formularme preguntas y hallar respuestas coherentes a los dilemas humanos, para aprender sobre grandes cuestiones que nos atañen tales como el amor, la libertad o el destino de nuestra especie y también para, desde mi modesta posición, echar un capote al pequeño individuo para que se sobrepusiera a su propia insignificancia. Paradójicamente, al tiempo que buscaba un sentido a mi existencia, mi existencia comenzaba a cobrar sentido. Al final, como no podía ser de otra manera, el destino me recompensó por el esfuerzo con muchas de las cualidades que trato de transmitir en este blog. Aprendí que toda disciplina o actividad física, artística o espiritual posee un encanto especial que es necesario llegar a advertir con paciencia.
Nos confundimos al creer que la vida es injusta con nosotros, en realidad, deberíamos olvidar la pretensión de que la vida nos debe algo. Es justo al contrario, la vida no nos debe nada, es ella la que espera todo de nuestra parte. La pasividad y la falsa complacencia nunca trajo nada bueno. El arte de apreciar lo que tenemos y alcanzar un estado de plenitud y auto-realización requiere el sacrificio de empaparse de una sabiduría que mucha gente occidental no está dispuesta a aceptar como conocimiento útil y válido.
Esos privilegios también se merece, no caerán del cielo para instalarse en su corazón. Sin embargo, y de forma extraña, el típico ciudadano materialista asume que ya sabe todo de la vida o de la felicidad cuando en realidad apenas conoce una pizca. No importa, se conforma con ello, se congratula de su ilimitada ignorancia y actúa como un sabio que sin duda "sabe todo lo necesario". Más curioso todavía resulta contemplar cuánta gente se dedica a criticar o a repartir consejos careciendo de una mínima maestría para alardear sus "sabios" conocimientos.
Así va el mundo, plagado de eruditos de lo insignificante y de ignorantes de lo esencial
						
			
			El dinero en la C.E
			Las instrucción financiera o el objetivo de obtener dinero y 
			gestionar de forma inteligente nuestras finanzas constituye un tema 
			crucial a tratar dentro de la cultura del enfrentamiento. La 
			razón es más que obvia, el dinero en un medio que nos proporciona 
			excelentes ventajas que podemos aprovechar de múltiples maneras dentro una sociedad 
			capitalista. Cualquiera podría recitar una lista de cosas o 
			aspiraciones asequibles a cualquier potentado individuo, pero creo 
			que no es necesario aventurarnos en este tema, cualquier lector 
			medianamente avezado e integrado en una sociedad de índole 
			capitalista se hace una ligera idea.
			
			Se educará una parte de nuestra mente con el objetivo de incrementar 
			nuestro patrimonio. Pero aún con una formación no orientada al 
			control financiero, el 
			hecho de encontrar un nicho en la sociedad donde podamos desplegar 
			nuestras talentos 
			va a traer en consecuencia una repercusión económica a nuestra favor. Además si uno se 
			imagina en el futuro una educación como tal, sus partidarios 
			deberían ser lo suficientemente hábiles, avispados y competentes para 
			acceder a un 
						
			
			
			sueldo superior a la media, ya que en una 
			economía de carácter regida por transacciones económicas un tipo 
			cuyo trabajo no repercute en una nómina sustanciosa raramente se le 
			acepta como un modelo a seguir. El dinero otorga poder, y si ese 
			poder debe ser utilizado lícitamente, es preferible que caiga en las 
			mejores manos, en propiedad de ciudadanos responsables. En sus 
			manos. 
			
						
			
			Otro detalle les adelante, el tema esencial de alcanzar la libertad 
			financiera será un tópico corriente tratado a partir de la 
			adolescencia. No caeremos en el desliz de abordarlo en la edad adulta 
			(craso error en el que caen millones de individuos debido 
			fundamentalmente a los erróneos planteamientos de los sistemas 
			educativos).
			
			En breve extenderé esta sección para explicar cómo obtener más 
			beneficios económicos sin rendir al dinero una importancia más que 
			relativa. Adelanto un breve resumen, la razón no es difícil de 
			entender, el hecho de dedicar largas horas a realizar tareas constructivas 
			aplicando los mejores métodos de instrucción y psicología de 
			aprendizaje de alto nivel lleva consigo un incremento de posibilidad 
			en encontrar una tarea o 
			especialidad donde ubicarse y por  
			enriquecerse en mayor o menor medida.
			
		
Tareas adyacentes de ocio le 
			otorgarán una 
			satisfacción vital que incluso podría también verse recompensadas 
			con un sueldo ejerciendo, por ejemplo, como profesores particulares, 
			conferenciantes, entrenadores o instructores de cualquier tipo o 
			trabajando en cualesquier oficio o tarea que se les ocurra (existen 
			cientos de opciones de disfrutar de un ocio remunerado si uno 
			presume de 
			conocimientos variados). En mi caso particular, podría beneficiarme 
			del caudal de pericias adquiridas trabajando como 
			profesor de baile, de idiomas, masajista, programador de páginas web, 
			instructor de desarrollo personal, profesor de informática en 
			diversas ramas, motivador, hipnólogo, conferenciante... O, mucho 
			mejor, empresario relacionado con cualquiera de estas actividades.
			
			Aquellas 
			personas más constructivas, dinámicas y enchufadas a la vida 
			albergarán mayores posibilidades de llegar a 
			un punto donde su pasión confluya exactamente con un oficio y 
			así su tiempo de laboral y de ocio apenas se distingan... por el 
			placer que les remiten. El objetivo es amar tanto su ocupación 
			profesional como su tiempo de ocio, que ambos resulten un placer para conformar un estilo de 
			vida ampliamente satisfactorio. 
			Esto se planifica desde la infancia. Si padres, profesores y medios 
			no colaboran, el camino se torna más tortuoso. Recuerden la frase: 
			"se necesita una tribu entera para educar a un niño".
			
			En cualquier 
			caso, con la C.E se volverán más aptos para discernir si el camino 
			que conduce a una mayor obtención de dinero (dejando otras ideas al 
			margen) requerirá una dedicación casi absoluta o sólo un porcentaje 
			de aquellas tareas por las que sienten devoción. Para entonces ya 
			habrán comprendido que, salvo raras excepciones, no existe una 
			relación directa entre entre riqueza y felicidad. Muchas veces el 
			tiempo transcurrido en un ocio puede resultar mucho más 
			satisfactorio que aquel laboral.
			
Es más que probable que después de seguir los consejos que dimanan de 
	esta peculiar filosofía empiece a progresar hacia el tipo que se pretende: 
	inconformista, ambicioso, consciente de sus defectos pero también de sus ilimitadas posibilidades. 
			
			¿Está 
			convencido de asumir ese riesgo? ¿Está dispuesto a sufrir 
			una profunda transformación en la manera de pensar y de aprehender 
			y manejar los estímulos externos? 
			¿Se presume capaz de configurar su vida como un marco infinito de 
			aprendizaje y dejarse llevar en volandas por las personas más influyentes de 
			todos los tiempos? En pocas palabras, ¿alberga en su fuero 
			interno la voluntad 
			requerida para no doblegarse, para revolverse, enfrentarse al mundo y a sí mismo con tal de averiguar de qué 
			pasta está hecho? ¿O quizás prefiere amilanarse, abandonar su futuro 
			a las circunstancias y doblegarse cual vulgar arbusto ante el paso 
			demoledor 
			de los bulldozers?
			
			
			El saber también impone una implicación sobre la cosa aprehendida.
El 
			Amor es el impulso, la hélice que nos mueve, la Razón constituye 
			el timón, el que ordena nuestros pasos. Ambas palabras se ocupan de 
			temas grandes: Hombre, Mujer, Libertad, Justicia, Solidaridad, etc. Y sólo 
			grandes hombres y mujeres pueden hacerse eco de ellos, llevar por 
			montera estas Grandes Palabras, estos Grandes Ideales.
			Formamos parte de aquello que creemos, el saber forma y reforma al 
			individuo.
			Y recuerden, conocer es amar. Y Conocer con mayúsculas implica Amar con 
			mayúsculas.
			Todo confluye al final en dos grandes palabras: Amor y Razón. 
			
			Desafortunadamente, los denominados individuos-tornillo, que 
			constituyen la mayor parte de la población, sólo aprehenderá una 
			minúscula parte de su significado, de su poder, reducidos en suma a 
			vivir una vida desprovista de heroísmos, sin dejar huella alguna en 
			la civilización.
			
Vamos a analizarnos desde todas las perspectivas posibles, para detectar y limar y corregir fallas, para corregir defectos y sobre descubrir y potenciar virtudes. Cada día constituirá una prueba de superación. El reto: encontrar nuestro lugar en el mundo.
Nota:
(1) La educación también se puede definir como el “arte de obtener ventajas”, el arte de aprovechar de manera óptima los recursos que nos brinda la sociedad.
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