El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.

Creado: 31/1/2012 | Modificado: 31/1/2021 2908 visitas | Ver todas Añadir comentario



 

Ídolos. Mimados en todos los órdenes.

Privilegios sanitarios

¿Sufre usted de algún tipo de lesión, trastorno o dolencia? Pues espere cita del médico, acuda a su consulta, cuéntele su caso y espere a que sus achaques se evaporen. Si la historia muestra tintes gravosos y no dispone de ningún seguro médico privado, tiene estrés asegurado durante meses. Ya sabe: colas, esperas, plazos de espera, lenta burocracia y posiblemente en breve copagos. Ni aún con contrato privado con alguna agencia de salud va a tener atención médica gratis garantizada. Se lo digo yo que vengo pagando mensualmente un seguro en una compañía prestigiosa y no me sirve ni para ir al fisioterapeuta y me arregle las contracturas. Cuando he ido con la tarjeta del seguro, lo único que me han hecho es aplicarme hielo y ayudarme a relajarme la tensión con estiramientos. “Oye, que esto también sé hacerlo yo”, “Es que el masaje descontracturante no entra en el seguro”, “Ok, vale. No vengo más.  Por cierto, ¿me van a reembolsar el tiempo perdido?”.

Hospital "privado"

En oposición a esta eternizante espera, este grupo de seres privilegiados pueden adueñarse de una planta entera de un hospital para procurarse todo tipo de pruebas e intervenciones médicas. Este párrafo viene a colación porque recientemente leía un artículo muy interesante sobre la dolencia grave de un político influyente. Mientras a otras personas, en casos igual o más graves se les hace esperar días, semanas o meses, al político se le atrinchera en una zona donde todo está preparado y listo para someterle a cualquier intervención o reconocimiento exhaustivo. Hasta las señoras de la limpieza deben de estar a su entera disposición como si fueran soldados rasos. Más de una se quejaba de que ejem no se las trataba como debería, como si fueran poco más que bultos sospechosos. No digo más. “A sus órdenes mi general”. Los suelos debían permanecer impolutos y la nave cerrada para que sólo entraran quienes estuvieran autorizados.

Los deportistas de élite son los más agraciados. Si para ganar un día en la recuperación han de viajar a otro continente, lo harán sin reparos. Allí les esperará un cirujano o especialista con las salas de operaciones abiertas y dispuestas para atenderle con la tecnología de más alto nivel. Que se lo pregunten a Kaká, Higuaín, o al “gordito” Ronaldo. ¡Hay que reparar al famoso como sea, de él depende el futuro de la humanidad!


No hay que criticar a los deportistas

Otro ejemplo, recuerdo a decenas de deportistas quejarse amargamente por el hecho de recibir multitud de duras críticas cuando los resultados no eran los esperados por la afición y el equipo se tambaleaba o rozaba los puestos que le llevarían a un descenso de categoría. Los componentes del equipo clamaban: “¡En estos momentos es cuando debéis apoyarnos más!” No les falta razón, se les debe apoyar y ensalzar cuando ganan, idolatrar cuando obtienen títulos (pasacalles cortando avenidas si es necesario con miles de coches con el claxon a todo meter y gente eufórica sentada en las ventanillas enseñando el culo, disturbios, borracheras y mejor no sigo), pero mucho más se les debe alentar cuando pierden o se acercan al “farolillo rojo”. Un segundo de silencio. MM... si mi parca inteligencia no me confunde esta vez, ¡eso significaría que no se les podría criticar nunca! ¡Y además tampoco yerran nunca, la culpa siempre es del árbitro! ¡Qué maravilloso empleo!


Fotos con el famoso de turno

Más ejemplos, si eres un tipo conocido y te para el coche un policía municipal o guardia civil, no te preocupes, te sacas la pluma de las ocasiones especiales, le rubricas tu autógrafo en un papel cualquiera o en alguna parte visible(¿) de su cuerpo, le prometes una camiseta con tu nombre y ya adquieres el derecho, inherente a todo ídolo con galones, de evitar el entuerto de pagar la multa. Si encima te bajas del coche y te marcas el lujo de hacerte una foto con él o ellos, entonces la situación se invierte: son ellos los que se sentirán bien pagados. En este caso más que deportista, lo preferible es convertirse en un diplomático. Este es como un ídolo pero invisible e intocable. Pocos lo conocen. Entre otros privilegios adquiridos con su carnet de “guays” es el  aparcar en doble fila cuando se les antoje (a él o a su chófer) sin ser multado. Tal acción podría acarrear represalias internacionales. Habrá que informarse de cuáles son los requisitos para acceder a tamaña inmunidad. No señor, que luzca usted un bonito diploma de CCC en su habitación no significa que pueda presumir ni obrar como un diplomático.

Regalos por parte de patrocinadores

Aparte podríamos citar cientos de eventos sociales donde se les mima y se les trata como una consideración exquisita. O se les regalan artículos de toda índole, como coches caros y lujosos (ej: Real Madrid de fútbol) para que los luzcan allá donde vayan.  Ciertamente, hoy en día, la cualidad de famoso y la imagen que transporta consigo posee un valor incalculable. El efecto subsiguiente de la presencia de un galán es la revalorizar la ciudad, el negocio tal como un restaurante, e incluso aquel individuo fotografiado o anexo a su persona cobra un protagonismo inusitado. De hecho, a veces, algunos acuerdan iniciar una relación sentimental o sexual de conveniencia sólo para permanecer en el "candelabro" (1). etc. Reciben dádivas de cariños inmensa, manifestaciones multitudinarias para agasajarles según el grado de su popularidad, alaridos de los fans, y una retahíla infinita de "prestaciones" sociales. Desde luego que no todo es tan bello y fácil en la vida de un famoso, lo sé, pero sí es cierto que adquieren unos beneficios sociales inalcanzables para un tipo "normal". Yo, como soy "tonto" (aunque a veces sí voy al MediaMarkt) si veo un famoso de estos me aparto raudo... no sea que se me pegue nada. ¡Juas! Como mucho le pediría la hora porque si le hago una pregunta de las mías le da un ataque de ansiedad. Igual se me muere.

(1) O mejor, en el candelero. Si es español ya sabrá porque he usado este "sinónimo". Si no, pregúnteselo a su vecina del quinto.

Reflexiones.

En esta sociedad hay ciudadanos de primera y de segunda. Luego están todos los demás. Todas las ventajas médicas, tecnológicas (y etc) se encuentran a su disposición, ya sea en Madrid, en Chicago o en Mozambique. Los gastos siempre están cubiertos. Ya saben, hay una justicia para ricos y otra para pobres. Y una sanidad.  Y un lugar de privilegio. Y todo lo demás. Los que son realmente pobres no conocen esas palabras tan refinadas. Viven, sufren y mueren todo lo aprisa que pueden con tal de no afear la conciencia del hombre rico, que es el que manda.

Y nosotros, como siempre, patrocinando este sistema tan demencial. ¿Podemos ser más tontos? No, para eso educamos a nuestros hijos, para que nos superen. O mejor, para que no traten de corregirnos pero sí que para que se envuelvan con la indumentaria del equipo campeón. Con el equipaje completo si es posible. Es penoso decirlo, pero nadie les preparará para que mejoren el orden de cosas. Si los padres no supieron cómo hacerlo, ¿van a aprender sus retoños? ¿Cómo? ¿A base de contradecir a sus progenitores, a base de no dejarse seducir por las hazañas de sus héroes televisivos?

Frases del milenio: “disfruta y no te calientes la cabeza”, "no te compliques la vida". Sólo faltaría añadir la coletilla: “Tú juega (canta, actúa) y no te calientes la cabeza”. Claro eso ya lo harán los demás por él, para que luego sea él precisamente el que se lleve toda la gloria. ¡Es de justicia! ¡La mierda que la barran los señores con escrúpulos! ¡Qué bonito! ¡Y luego todavía nos quejamos! ¡Qué morro tenemos!

¡Hijos, haced lo que vuestros padres no supieron hacer, revolved los cimientos y buscad las piedras preciosas entre los escombros! ¡Cambiad el mundo! ¡Vuestra misión es avergonzarlos! ¡Y ser rebelde no consiste en emborracharse, fumarse un cigarro o liarse un porro, eso era antes cuando se nos podía tomar el pelo tan fácilmente, ahora ya no pagaremos jamás por degradarnos, sólo lo haremos para ser cada día más fuertes en todos los sentidos. Y si no podemos construir un mundo mejor para los demás, lo haremos para nosotros mismos. ¡Qué demonios! Debemos atraer todas las cosas buenas hacia nosotros, música, deporte, arte, cultura, sexo, amor, negocios (dinero). Lo malo, las crisis y demás trances se los cedemos a los tontos y masoquistas, a esos que les gusta quejarse día sí día también.

Ok, vale, pasad de mí que es sábado y hay botellón, pero al menos recoged los trastos que si no les tocará limpiar a otros. Y eso no está bien. Que queráis ahogar vuestras neuronas en alcohol pase, pero que encima los demás tengan que barrer vuestros desperdicios eso ya resulta inadmisible. Que cada uno limpie su propia mierda.





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