El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.

Creado: 31/1/2012 | Modificado: 21/3/2014 3138 visitas | Ver todas Añadir comentario



 

El deporte de alta competición no es saludable.

Aunque el hecho de alcanzar la cima de una disciplina, ya sea deportiva o de cualquier otra índole se considera un logro destacable, en ese largo y farragoso proceso nos vemos obligados a llevar a nuestro cuerpo hasta el límite de sus posibilidades. Esta durísima tarea desemboca en ocasiones en un prejuicio irreversible, ej: lesiones que limitan la movilidad del cuerpo para toda la vida.

La mejor virtud es la moderación, el exceso nunca es saludable.

Y eso sin mencionar que la presión que añade la sociedad por conseguir el triunfo se convierte en una espada de Damocles sobre nuestros frágiles cráneos. Recuerden la famosa frase acuñada y repetida sin piedad en esta sociedad enferma por los efluvios nocivos de la competitividad extrema: “El segundo es el primero de los perdedores”. Y así reza la historia: jugadores que saltan al césped o al parqué después de haberse infiltrado el tobillo o la rodilla; con lesiones latentes o crónicas, exprimiendo sus cuerpos al máximo, exponiendo su integridad a límites peligrosos.

El ejercicio realizado con mesura es un hábito saludable, pero su abuso se vuelve nocivo, tal como lo sería ingesta inmoderada de cualquier alimento: resulta en una buena parte de casos contraproducente para el organismo. Más perjudicial que beneficioso.

Muchos médicos aconsejan la actividad física entre 3 y 5 días a la semana. 30-40 minutos a ritmo físico moderado. Ej: andar una hora a un ritmo razonable, nadar 30 minutos, etc. No es necesario más. A ningún profesional de la medicina le he escuchado apoyar la práctica del ejercicio físico extremo como medida para incrementar nuestros niveles de salud.
 
Nos guste o no y por mucho que el afán de superación y el deseo de alcanzar el primer puesto del escalafón sea coherente con la naturaleza del ser humano, el deporte de alta competición constituye en muchos casos (aunque no en todos) una rutina poco recomendable por la brutal exigencia que impone.

Sí, le entiendo, lograr ser el número 1 es “lo máximo" pero nos guste o no, no es el rito más aconsejable. Más aún si eres luchador de Pressing Catch. En estos casos la esperanza de vida se acorta de manera notable. Muchos no llegan ni a viejos. Esperemos que Hulk Hogan, que afortunadamente aún vive, no le lleguen estas descorazonadoras palabras. Más que nada... por si se enfada.







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