El fracaso escolar en España

Creado: 26/4/2012 | Modificado: 30/1/2013 3319 visitas | Ver todas Añadir comentario



El fracaso escolar en España.

El fracaso escolar es uno de los problemas más graves del sistema educativo español. No afecta solamente a la dimensión intelectual de la persona; tiene repercusión en otros muchos ámbitos de la vida. Las personas que sufren fracaso escolar no han adquirido los conocimientos y las destrezas que se consideran suficientes para afrontar con responsabilidad la autonomía individual.

De un modo genérico, podemos definir el fracaso escolar como la incapacidad para alcanzar los objetivos marcados por el sistema educativo. Conviene distinguir este fenómeno del abandono escolar prematuro. El fracaso escolar afecta solamente a los alumnos que abandonan las aulas sin haber obtenido ningún título académico. En cambio, el abandono escolar prematuro hace referencia a aquellas personas que dejan de estudiar una vez que han alcanzado el título académico más bajo.


Algunos autores consideran que la etiqueta de "fracaso escolar" es imprecisa y peyorativa. Por ejemplo, el psicólogo Álvaro Marchesi cuestiona cuestiona su pertinencia por tres motivos:

En primer lugar, porque transmite la idea de que el alumno "fracasado" no ha progresado prácticamente nada durante sus años escolares, ni en el ámbito de sus conocimientos ni en su desarrollo personal y social, lo que no responde en absoluto a la realidad.

En segundo lugar, porque ofrece una imagen negativa del alumno, lo que afecta a su autoestima y a su confianza para mejorar en el futuro. Lo mismo sucede si la etiqueta de fracaso se aplica a la escuela en su conjunto porque no alcanza los niveles que se espera de ella. El conocimiento público de esta valoración puede incrementar sus dificultades y alejar de ella a alumnos y familias que podrían contribuir a su mejora.

En tercer lugar, porque centra el problema del fracaso en el alumno y parece olvidar la responsabilidad de otros agentes e instituciones como las condiciones sociales, la familia, el sistema educativo o la propia escuela.

A pesar de la consistencia de estas críticas, continuaremos empleando la etiqueta de "fracaso escolar" dada su amplia difusión.

El fracaso escolar en España

En el año 2007, el fracaso escolar afectaba al 31% de los estudiantes españoles, es decir, casi un tercio de la población de 18 a 24 años no había completado la Educación Secundaria Obligatoria ni había continuado algún tipo de formación.

Para hacerse cargo de la incidencia de este problema en España, resulta necesario algún punto de referencia. El índice de fracaso escolar no llega al 15% en la Unión Europea. Portugal y Malta son los únicos países de la Unión que presentan una tasa superior a la española.

Los alumnos que abandonan las aulas sin haber obtenido ningún título académico suelen ser varones, que han cursado sus estudios en un centro público y que residen en el sur de España.

En primer lugar, vamos a analizar los datos en función del sexo. El fracaso escolar es más frecuente entre los varones (58,5%) que entre las mujeres (41,5%). ¿A qué se debe esta diferencia? Las chicas aprenden a leer y a escribir antes que los chicos. También maduran antes. Son más participativas en el aula y más aplicadas. Según encuestas elaboradas entre alumnos de ESO y Bachillerato, ellas dedican ocho horas semanales al estudio; ellos, sólo tres. Además, las chicas tienen una mayor conciencia de la importancia de la educación.

Si atendemos al tipo de centro educativo, el fracaso escolar incide de manera mucho más acusada en los alumnos de la escuela pública (85%) que en los de la privada (15%). Los centros públicos están abiertos a todos los escolares. Admiten, pues, a niños con necesidades educativas especiales y a inmigrantes. En cambio, los colegios privados establecen criterios de selección.

Las comunidades autónomas con una mayor tasa de fracaso escolar son la Comunidad Valenciana (40%), Baleares (38%), Canarias (36%) y Andalucía (34%). Las comunidades con un menor índice son Asturias (16,5%), País Vasco (17%), Navarra y Cantabria (22%).

Tradicionalmente se ha asociado este fenómeno con situaciones familiares problemáticas. Es cierto que los jóvenes de familias desestructuradas o con un escaso poder adquisitivo tienen más posibilidades de abandonar las aulas sin haber obtenido ningún título. Pero en los últimos años, ha aparecido un nuevo perfil de fracaso escolar: chicos de familias estructuradas, cuyos padres cuentan con una formación académica y disfrutan de una posición económica holgada.


Causas del fracaso escolar


a) El contexto familiar

El nivel educativo de los progenitores influye notablemente en el rendimiento escolar de los vástagos. Según el Informe PISA 2006, cuando los padres no han completado los estudios obligatorios, los niños obtienen una puntuación media de 439 puntos. En cambio, cuando los padres han obtenido un título universitario, los niños alcanzan una puntuación media de 524.

Pero la formación académica de los progenitores no es el único factor de relación entre el fracaso escolar y la familia. Marchesi añade:

El lenguaje y la comunicación que se establece entre sus miembros, las expectativas de los padres sobre el futuro académico de sus hijos, el apoyo a sus estudios, los hábitos lectores, las actividades culturales, etc., son factores que deben tenerse en cuenta a la hora de determinar las causas de las dificultades que algunos alumnos manifiestan en sus estudios.

Mención especial merece el número de libros existentes en el hogar familiar. Según Alejandro Navas, éste es el indicador que permite predecir con mayor acierto el éxito escolar de los niños.

Si hay libros en la casa, con seguridad los padres serán lectores. Los hijos verán leer a sus padres, éstos leerán a sus hijos —la típica estampa del progenitor leyendo a los hijos antes de dormirse—, se hablará de las lecturas. Los efectos serán evidentes: los hijos enriquecerán su vocabulario, tendrán facilidad para la reflexión y el pensamiento abstracto, escribirán con corrección. Corolario natural será, por supuesto, el éxito escolar.

El Informe PISA 2006 avala esta teoría: entre los alumnos españoles en cuyos hogares hay menos de diez libros y aquellos en los que hay más de quinientos, la diferencia de puntuación es de 135 puntos.

b) La disposición de los alumnos

La capacidad intelectual de los escolares condiciona su rendimiento académico. Algunos niños presentan especiales dificultades para el aprendizaje. No adquieren los conocimientos y las habilidades correspondientes a su edad; y si no se pone remedio, están abocados al fracaso escolar.

La desmotivación es otro factor que explica este fenómeno. Se debe a la falta de referentes positivos que motiven al alumno a desarrollar una trayectoria educativa, así como a la percepción de que los contenidos que se imparten en la escuela no responden a las necesidades reales de la vida.

También contribuyen al fracaso escolar los defectos de visión o audición, la dislexia, la hiperactividad, la sobreprotección familiar, los problemas emocionales...

c) Los docentes

Los profesores de la etapa secundaria cuentan con una formación académica adecuada; pero se encuentran desprovistos de herramientas pedagógicas para mantener la disciplina y abordar los problemas relativos a los alumnos.

d) Los centros educativos

Marchesi menciona la falta de autonomía de los centros educativos como otra de las causas del fracaso escolar.

Enfrentarse con éxito a los alumnos con mayor riesgo de fracaso en un tiempo de profundos cambios sociales y tecnológicos exige una gran autonomía de los centros, capacidad de adoptar decisiones, disponibilidad de recursos para elaborar programas específicos, organización flexible de los grupos de alumnos, colaboración con diferentes instituciones, asociaciones y centros, y evaluación permanente de las iniciativas adoptadas para continuar por el camino emprendido o rectificar si fuera necesario.

El Informe PISA 2006 revela que los directores de centros educativos españoles tienen más limitaciones que sus colegas de la OCDE para nombrar y despedir profesores, decidir sobre la admisión de alumnos, establecer la oferta de cursos y determinar el contenido de los cursos. En cambio, gozan de una mayor independencia en materia presupuestaria y en la elección de los libros de texto.

e) El sistema educativo

España ha conocido siete leyes educativas en los últimos cuarenta años:
•la Ley General de Educación (1970), que estableció la obligatoriedad de la educación de seis a catorce años.
•la Ley Orgánica de Estatutos de Centros Escolares (1980).
•la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (1985), aún vigente.
•la Ley de Organización General del Sistema Educativo (1990), que extendió la educación obligatoria desde los tres a los dieciséis años.
•la Ley de Participación, Evaluación y Gobierno de los Centros Docentes (1995).
•la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (2002).
•la Ley Orgánica de Educación (2006), en vigor.

Algunos expertos achacan el fracaso escolar a las numerosas reformas que ha experimentado el sistema educativo español, así como a la escasez de medios que se han dispuesto para poner en práctica las distintas leyes.

f) El gasto público en educación

La escasa inversión en educación puede acrecentar la tasa de fracaso escolar. En 2005, el gasto educativo en España se situaba en el 4,2% del PIB, mientras que la media de la OCDE invertía el 5,4% del PIB.

Marchesi señala:

No cabe duda que el incremento del gasto público en educación favorece la mejora de las condiciones de la enseñanza: permite incrementar la plantilla de los centros, reducir el número de alumnos por aula, aumentar los orientadores y profesores de apoyo y cuidar más y mejor el conjunto de los centros y servicios educativos.

Pero es una condición insuficiente para la mejora de la educación. Resulta necesario, además, que las partidas presupuestarias se gestionen adecuadamente y se distribuyan según las verdaderas necesidades existentes.


Segunda parte


Consecuencias del fracaso escolar

a) Familia

Los jóvenes que abandonan los estudios sin haber alcanzado un título académico suelen independizarse antes que la media. En ocasiones, la emancipación se debe a la muerte de los progenitores o a la obtención de un puesto de trabajo.

Empiezan a convivir con su pareja antes que la mayoría de los jóvenes. Las mujeres suelen tener su primer hijo a una edad más temprana. La tasa de embarazos no deseados es más alta.

b) Situación económica

Las personas con una escasa cualificación profesional tienen más posibilidades de estar en el paro. Asimismo, una menor preparación conduce inevitablemente a la precariedad laboral. "Pero tal vez lo más grave sea su dificultad de adaptarse a las crecientes exigencias laborales", añade Marchesi.

Las mujeres suelen dedicarse a las tareas del hogar. En cambio, los hombres se incorporan por lo general al mercado laboral.

La mayoría de los jóvenes son incapaces de afrontar por sí mismos todos sus gastos. Viven en una situación económica precaria y corren el riesgo de caer en la exclusión social. Los hombres suelen recurrir a la ayuda de sus familiares. Las mujeres son más dependientes de su pareja.

c) Actitud ante la vida

Estos jóvenes disponen del mismo tiempo de ocio que el resto de las personas de su edad. No practican deportes, no van al cine ni al teatro. Más de la mitad declara que no lee libros. Consumen, eso sí, más televisión. A las mujeres les gustan los programas del corazón y las telenovelas. Los varones prefieren los deportes, sobre todo el fútbol.

La mayoría no manifiesta ningún interés por la política, quizá porque les parece compleja y porque rechazan la posibilidad de participar activamente en ella.

Son más partidarios de la homogeneidad cultural de un país. En esa misma línea, muestran una mayor intolerancia ante personas de grupos étnicos diferentes.

d) Tecnología

La escasez de recursos económicos veda el acceso a los aparatos tecnológicos. La mayoría de los jóvenes posee un teléfono móvil para uso personal; sin embargo, no dispone de un ordenador portátil ni de conexión a Internet (datos del año 2004).

Además, la falta de estudios dificulta el manejo de esos aparatos y puede acarrear paro tecnológico.


Tercera parte


Soluciones al fracaso escolar

a) Falsas soluciones

Para atacar el problema del fracaso escolar, algunas instituciones públicas han propuesto medidas que nos parecen mal encaminadas. Por ejemplo: la Junta de Andalucía incentiva con hasta 7000 euros a los profesores que concedan más aprobados. Este sistema no pretende mejorar el nivel educativo de los alumnos, sino simplemente maquillar una altísima tasa de fracaso escolar a cuenta del dinero público.

b) La familia

Algunos expertos señalan que los padres deberían implicarse más en la educación de sus hijos y no dejar en sus manos decisiones trascendentales como el abandono de los estudios a temprana edad.

Éste es el testimonio de un profesor de Madrid:

El hijo no quiere estudiar, pero tú eres su padre y él tiene que hacer lo que tú le digas. Vamos, mi mensaje con ellos es… que con 14 años uno no puede elegir su propia vida. Con 14 años tú no eliges tu vida. Con 14 años tu única obligación es estudiar y así lo asumíamos antes.

c) Los profesores

Los educadores deberían recibir una formación pedagógica más amplia para abordar de forma más adecuada los problemas propios de los alumnos de Secundaria.

Por otra parte, sería conveniente que los profesores de Primaria detectaran a los niños con dificultades para leer y hacer cuentas, y les prestaran una mayor dedicación para solventar esas deficiencias. Advierte Marchesi:

Los estudios sobre las dificultades de aprendizaje ponen de relieve de forma casi unánime que cuando los alumnos se retrasan de forma considerable en sus conocimientos y habilidades, especialmente en lectoescritura y en matemáticas, el riesgo de desinterés y de abandono de los estudios es máximo.

Asimismo, este autor plantea "una forma de enseñar más activa, flexible, accesible, abierta y que otorgue mayor protagonismo a los alumnos" para evitar la desmotivación.

d) Los centros educativos

En primer lugar, habría que adoptar medidas tendentes a distribuir de forma regular a los alumnos con riesgo de fracaso escolar o a los inmigrantes entre todos los centros públicos.

En segundo lugar, los colegios e institutos deberían gozar de una mayor autonomía para afrontar el fracaso escolar. En ese sentido, apunta Marchesi:

Son los centros quienes deben valorar las distintas alternativas posibles para conseguir una enseñanza de mayor calidad que reduzca al mismo tiempo el bajo rendimiento de determinados alumnos. Y deben considerar también qué condiciones razonables necesitan y en qué plazos para conseguirlo: estabilidad de los profesores, recursos, infraestructura, formación, modos de organización, etc.

En tercer lugar, los centros educativos tendrían que fomentar la lectura entre los profesores, los alumnos y los padres. Citamos de nuevo a Marchesi:

El objetivo de la escuela no es solamente que los alumnos lean y que haya un profesor, el de Lengua y Literatura en la Educación Secundaria, directamente responsable de la consecución de este objetivo. Hace falta que todos, profesores, padres y alumnos, se impliquen activamente en la tarea de despertar el gusto por la lectura.

e) La Administración pública

La aprobación de una ley de educación que concitara el apoyo de las principales fuerzas políticas y que estuviera dotada de los recursos económicos necesarios resultaría beneficiosa para el sistema educativo español y aminoraría, sin duda, la elevada tasa de fracaso escolar.

Además, sería de gran ayuda establecer mecanismos de control y evaluación a lo largo de la etapa escolar para detectar los principales problemas educativos de los alumnos y, así, tratar de encauzarlos.

Más información:
•Jóvenes y fracaso escolar en España (Instituto de la Juventud) [documento .pdf]
•Datos y cifras. Curso 2008-2009 (Ministerio de Educación) [documento .pdf]
•Juventud en España 2008 (Instituto de la Juventud) [documento .pdf]

Texto: http://periodistaenciernes.espacioblog.com/post/2009/04/24/el-fracaso-escolar-espana




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